El sesgo formalizante en Freud y Lacan

              El sesgo formalizante en Freud y Lacan.(1)

Vanina De Simone.
Lic. en Psicología.
Magister en Psicoanálisis.

Para reconstruir la historia del psicoanálisis en relación a la formalización hay que comenzar por los escritos freudianos. Freud intentó transmitir algo del orden de la estructura a partir de esquemas, dibujos o simples letras. Algunos recursos como el esquema del peine o las letras griegas retoman el espíritu científico y relanzan una renovación de raigambre pitagórica que nos dejan en las puertas de los matemas lacanianos. Cuando Lacan propone un discurso sin palabras introduce la posibilidad de formalización, asentada en el matema y la topología. Al escribir en fórmulas se abre la posibilidad de que el psicoanálisis se preste a la consideración científica.

Las letras en su modalidad de fórmulas han ocupado un lugar de relevancia en la revolución científica de la modernidad. Las fórmulas fueron uno de los elementos, entre otros, que provocaron el proceso de ruptura de la ideología propia de la Edad Media, cargada de misticismo, con núcleos ideológicos propios del pensamiento mágico de la época. Las fórmulas matemáticas permiten trasmitir información de una manera breve, inaugurando una forma de comunicación inédita hasta el momento. La combinación de letras permitió además relacionar invariantes o constantes. La fundación de la ciencia moderna está relacionada con la operación llevada a cabo con estas invariantes. La formulación de un discurso funda cierto orden en lo real y dota al hombre de un marco de referencia desde donde mirar el mundo. Es posible hablar de ciencia a partir de la formalización, ya que por las fórmulas se construyen leyes. Éstas, a partir de una escritura, afirman las relaciones constantes entre factores, que a su vez se relacionan como el sistema teórico del que parten.

La escritura en Lacan, viene a designar la operación mediante la cual la letra, en tanto soporte material del significante, alcanza una fijeza necesaria. Esta característica define a la letra en su estatuto de marca. Mientras el significado es susceptible de asumir múltiples significaciones, la escritura en tanto corte y vacío de sentido, puede ser postulada como función. La letra es lo real del significante, ya que porta la verdad del mismo. Dice Lacan, “La matemátizaciòn alcanza un real, por eso es compatible con nuestro discurso (…)” (Lacan, 1972-1973, p. 158). En ese sentido, la formalización por la vía del matema y de la topología, permite otro tipo de transmisión.  Estas figuraciones vaciadas de sentido son opuestas a la idea de modelo. Este último, regido por lo imaginario, se constituye como una función ordenadora en el plano de la representación.

Se puede recortar en la escritura uno de los puntos de acercamiento del psicoanálisis a la ciencia contemporánea, en la medida en que las letras que configuran una fórmula sólo adquieren sentido una vez puestas en relación. En este plano la escritura matemática y la escritura del inconsciente se acercan.

El matema según Lacan, es lo que permite aproximar al psicoanálisis a la ciencia en lo que concierne a las condiciones de rigor y exactitud. De esta forma, el matema permite una trasmisión del saber psicoanalítico desde el punto de vista de la lógica que organiza sus conceptos, por fuera de las variaciones y dispersiones infinitas propias de la comprensión imaginaria. A su vez, permite limitar la proliferación de sentido y las múltiples conexiones imaginarias que suelen establecerse entre conceptos cuando estos no logran alcanzar un grado estable de formalización. En virtud de ello, el matema permite una trasmisión del saber psicoanalítico desprendiéndose en cierta medida de palabra. De este modo, el matema acota los efectos imaginarios de la trasmisión. También implica la suspensión de la comprensión, en tanto se constituye como escritura más cercana a lo real. Lo simbólico del matema, representado por la letra en la cual se soporta, delimita un real por medio de la exclusión imaginaria. Aquí se detecta una concepción que emparenta al psicoanálisis con la ciencia contemporánea en tanto entendida como posibilidad de intervenir en lo real. Es por eso que a modo comparativo, entre la verdad de la religión y lo real de la ciencia, el psicoanálisis se orienta hacia lo real.

La función de lo escrito se aproxima a la topología en tanto destituye y anula las consistencias imaginarias del sentido por las que el sujeto resiste a la función que lo causa. Las superficies topológicas ofrecen la posibilidad de una formalización económica y sintética de varios aspectos de la experiencia analítica. Con esto surge la pregunta por la validez y la pertinencia de la topología en la transmisión del discurso del psicoanálisis. La estructura de la que nos habla Lacan, es una estructura en falta, una disposición en sistema de los elementos afectado por la falta. A su vez, esta estructura no excluye la subjetividad. Una de las formas en la que Lacan se las ingenió para dar cuentas de esta estructura en falta, fue recurriendo a autores de la matemática afines a tales desarrollos.

Psicoanálisis y ciencia se conjugan en el sujeto de la ciencia y tienen como referencia compartida en este punto, el cogito de Descartes, pero son heterogéneas en relación a la concepción de verdad. Para Lacan la ciencia forcluye al sujeto. Dicha forclusión es inaugurada por Descartes. La disyunción verdad-enunciado es constitutiva de la relación del sujeto con la verdad, en tanto, la división del sujeto opera entre el saber y la verdad.

El psicoanálisis reconoce la verdad en lo inconsciente, y lo verdadero del sujeto en el deseo. Señala Lacan:

Es por eso que incluso por lo que el inconsciente, que dice lo verdadero sobre lo verdadero, está estructurado como lenguaje, y por lo que yo, cuando enseño eso digo lo verdadero sobre Freud, que supo dejar, bajo el nombre de inconsciente, a la verdad hablar. (Lacan, 1960, p. 824).

El intento de Lacan es entonces, presentar lo indecible como lo expulsado del campo de la ciencia moderna. Para la ciencia moderna, es necesaria la extinción de la significación en la medida en que tiende a construir redes sistemáticas de elementos desprovistos de significación, pero coherentes entre sí. La ciencia se caracteriza por rechazar al sujeto y exhibirse como un discurso sin sujeto.

Lacan, respecto de la articulación entre las referencias matemáticas y el psicoanálisis dice:

Lo real no puede inscribirse sino en un impase de la formalización. Por ello he creído poder trazar su modelo a partir de la formalización matemática, en tanto es la elaboración más avanzada de la significancia que nos haya sido dado producir. (Lacan, 1972-1973, p. 112)

Entonces, lo real se aborda por la vía de la escritura, la que a partir de EL seminario XX Aún (1972-1973), es la escritura nodal. En dicho seminario, en la clase del 20 de febrero de 1973, Lacan establece un vínculo entre su teoría de la sexualidad femenina como suplemento imposible de simbolizar, y la cuestión de la relación extática con el Otro. “No deja de ser cierto, sin embargo, que si la naturaleza de las cosas la excluye, por eso justamente que la hace no toda, la mujer tiene un goce adicional, suplementario respecto a lo que designa como goce la función fálica.” (Lacan 1968-1969, p. 89)

A partir de un comentario sobre la escultura de G. L. Bernini, El éxtasis de Santa Teresa, señala que la diferencia de los sexos, es una cuestión de significación. El hombre y la mujer ocupan cada uno una función significante, y la diferencia sexual estará marcada en relación a la función fálica y el goce femenino. “Desgraciadamente, no estoy del todo en la misma posición, porque tengo que vérmelas con el Otro. Este Otro, si sólo hay uno solito, ha de tener forzosamente alguna relación con lo que aparece del otro sexo.” (Lacan 1968-1969, p. 85).

El Otro se convierte en el Otro sexo, y esto marca el lugar a partir del cual se enuncia para cada sujeto una diferencia. En el inconsciente hay un punto de no saber que recae sobre lo femenino. Para S. Freud, esta diferencia estaba marcada por el hecho de que no hubiera representación para el genital femenino. No se sabe nada sobre la mujer en el inconsciente, por lo cual deviene Otro sexo para ambos sexos. En este sentido, es lo Otro como lo distinto, lo absoluto. En la mística cristiana Dios es el sostén de un goce que se puede calificar de femenino y es por eso que Lacan lo relaciona con el lugar del Otro. Desde este punto de vista el discurso místico es femenino. Esto no implica que se refiera únicamente a la mujer, ya que la diferencia entre lo femenino y la mujer en tanto sexo biológico es importantísimo. Lo femenino del discurso místico puede verse también en el hombre, por ejemplo en San Juan de la Cruz. Esto se produce a pesar del falo, es un más allá de la función fálica, un goce del Uno. “A pesar, no diré de su falo, sino de lo que a guisa de falo les estorba, sienten, vislumbran la idea de que debe de haber un goce que esté más allá. Eso se llama un místico.” (Lacan 1968-1969, p. 92).

Así como Schreber, se transforma en mujer para copular con Dios, el místico experimenta el pasaje a un suplemento en su vínculo con la noción de un Dios. Otro aspecto de importancia en esta clase está ligado a la idea de la mujer como no-toda, y con ello Lacan introduce el problema de la diferencia sexual, con el que continuará trabajando a lo largo de todo el seminario. Respecto de la mujer, dice Lacan:

Eso define a la (…) ¿a la qué?  a la mujer justamente, con tal de no olvidar que La mujer sólo puede escribirse tachando La. No hay La mujer, artículo definido para designar el universal. No hay La mujer puesto que – ya antes me permití el término, por qué tener reparos ahora – por esencia ella no toda es. (Lacan, 1968-1969, p. 88).

Es interesante plantear que lo Otro de la posición femenina, es el goce fálico. Este se ubica en lo que se conoce como el lado Hombre. Si el falo no se reduce al pene, entonces el goce fálico tampoco se reduce a un goce del órgano genital masculino. El goce fálico puede considerarse también como el goce de la palabra, porque a fin de cuenta para que alguien pueda hablar la economía fálica debe estar puesta en juego. El goce fálico es el goce de la palabra y por eso no se lo reduce a un goce exclusivo del sexo masculino. En ese sentido es necesario aclarar que en Lacan, a diferencia de Freud, lo que determina la posición sexuada no es la identificación edípica sino la posición del sujeto en relación al falo. La relación se define en tener o no tener el falo, en tanto un hombre no es, sin tener el falo simbólico. No obstante, no hay ningún significante de la diferencia sexual como tal, que le permita a cada sujeto asumir una posición sexual plena, acabada. El Otro sexo misterioso es siempre la mujer, ya que el único significante sexual es el falo, y no existe un equivalente hembra de este significante. En ese sentido, es posible precisar que existe una forclusión generalizada y estructural del significante que cifraría la relación sexual. Esto se debe a que la inscripción del sujeto en el campo del lenguaje, se funda en una inexistencia, y esto tiene el carácter de un acontecimiento traumático.

En este seminario, en la clase del 13 de Marzo de 1973, Lacan introduce el diagrama de la diferencia sexuada. Plantea que en la sexuación, un sujeto hace una elección respecto de su posición, decidiendo ubicarse del lado hombre o del lado mujer dependiendo de su relación con respecto al falo. El falo marca la diferencia sexuada según se lo tenga o no. La diferencia sexual solamente depende de este significante, que es tan importante en la estructura. Si hay algo que permite nombrar esa diferencia es el falo. Para explicar dicha elección, Lacan introduce una tabla dividida en cuatro cuadrantes. Del lado izquierdo ubica el lado hombre y del lado derecho el lado mujer. En cada uno de estos cuadrantes Lacan ubica letras que escriben el modo en que el ser hablante se sexúa. Por otro lado, en la parte inferior coloca ciertos términos del álgebra lacaniana y los relaciona.

 

Para dar más especificaciones sobre el matema de la situación recurrimos a la lectura de J. C. Ríos (s. f.) sobre la ya mencionada clase de El seminario XX (1972-1973). Esta lectura forma parte de un varios textos publicados bajo el título Puntos vivos del El seminario Aun 2º parte, dado a conocer por el Espacio Campo freudiano de Granada perteneciente al Instituto del Campo freudiano de Granada. Respecto de las fórmulas de la sexuación, es posible decir que son matemas que muestran la diferencia y separación entre los sexos. Estas fórmulas son un intento de escritura sobre lo imposible de escribir: la relación sexual. Las fórmulas son escrituras que se leen de determinado modo. Las que corresponden al lado hombre se leen: hay por lo menos una x que no está sometida a la función fálica y para toda x la función fálica es válida. La x implica un elemento variable cualquiera y el asunto es si esa x se somete a la función fálica o no y de qué modo. Del otro lado, respecto al lado mujer, se lee: no hay ninguna x que no esté sometida a la función fálica y para no toda x la función fálica es válida.

A partir de esta lectura se pueden hacer varias deducciones. Por un lado, respecto del lado hombre  hay un universal fálico. Por otro, del lado mujer se ubica el no-todo. Al leer el trabajo de Lacan respecto del lado hombre y del lado mujer y respecto del todo y el no-todo, se puede deducir que quienes asumen una posición masculina estarían del lado del todo fálico, mientras que quienes asumen una posición femenina estarían del lado del no todo fálico. Es por eso que Lacan coloca a la mujer como el síntoma del hombre, el patenaire-síntoma que le falta al hombre. Todo hombre se inscribe en la función fálica, lo que quiere decir que se inscribe como castrado, condición necesaria tanto para acceder al goce fálico como para acceder a una mujer. Entonces, cada fórmula se define por una afirmación y una negación del goce fálico, expresando que no habría simetría. Ambos lados representan las modalidades en las que la relación sexual falla.

En este seminario, Lacan comienza su trabajo con el nudo borromeo. En el seminario anterior El seminario XIX Oupire (1971-1972) ya había presentado el nudo borromeo a partir de la estructura de la demanda y el deseo. Este trabajo fue muy interesante porque Lacan los articula a partir del nudo y con el objeto a como operador lógico. Pero es recién a partir de El seminario XX Aun (1972-1973) que Lacan comienza su investigación con nudos. Su presentación es a partir de la falla de la relación sexual. Dice “¿Les aclara esto el interés que hay en partir del redondel de cuerda? Dicho redondel es ciertamente la representación más eminente del Uno, en cuanto no encierra más que un agujero” (Lacan, 1972-1973, p. 153). Se trata de un agujero que es efecto de una disyunción entre significante y significado, entre goce y Otro, entre la posición femenina y la posición masculina. Esta disyunción se resume bajo la fórmula no hay relación sexual. Entonces el no-todo significante, aquello que no está tomado por la significación fálica, se trata de un no-todo. Es allí que puede articularse el objeto a, en tanto señala que en el lugar del Otro hay un vacío, un agujero.

El Nombre del Padre en este seminario vuelve a estar en función al S1, el significante amo, al que califica como enjambre, que en lengua francesa se expresa como essaim, homófono a S1. Esta perspectiva lleva nuevamente al estudio de la función de nominación del Nombre del Padre.

Bibliografía.

Lacan, J. (1968-1969). El seminario XVI, De Otro al otro. (1° ed. 3° reimp.), Buenos Aires: Paidós. 2011.

Lacan, J. (1960). Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano. Escritos I. Buenos Aires: Siglo XXI. 2006.

Lacan, J. (1971-1972). El seminario XIX Ou pire. Versión inédita.

Disponible en http://www.bibliopsi.org/freudLacan.php

Lacan, J. (1972-1973). El seminario XX Aún. (1° ed. 12° reimp.), Buenos Aires: Paidós. 2011.

Ríos, J. C. (Sin fecha). Acerca del capítulo Una carta de almor de la clase del 13 de Marzo de 1973. Puntos vivos del seminario Aun 2º parte. Granada: Espacio Campo freudiano de Granada. Disponible en http://www.icf-granada.net/2012-04-04-08-30-57/puntos-vivos/117-puntos-vivos-del-seminario-aun-2-parte-de-jacques-lacan

(1) Notas.

El presente artículo está basado en  un extracto del siguiente trabajo: De Simone V. (2017). La nominación en la enseñanza del psicoanálisis de J. Lacan . (Tesis de Maestría en Psicoanálisis) Universidad Nacional de Rosario, Facultad de Psicología.